Un Estado sin nación
- Bitágora
- 14 jun 2020
- 3 Min. de lectura
El Estado sin una nación, existente debido a que muchas personas a pesar de ser pertenecientes a la sociedad peruana, no se sienten identificadas con ella.

En las últimas semanas, se estuvo hablando sobre un tema que es muy controversial a nivel mundial: el racismo. Si bien la mayoría lo vivimos, no todos en el mismo contexto. Queda demostrado que, en el Perú, se vive un racismo diferente: aunque no exista una discriminación directa hacia las personas de etnia afro, existe una invisibilazación hacia su cultura a pesar de los aportes que estos realizaron en la sociedad e historia peruana: gastronomía, cultura, etc. Asimismo, resalta la exclusión hacia la gente que proviene de razas autóctonas, ya que son considerados inferiores a la sociedad limeña. Es por ello que me decidí a escribir sobre este tema tan polémico: el Estado sin una nación, existente debido a que muchas personas a pesar de ser pertenecientes a la sociedad peruana, no se sienten identificadas con ella.
En primer lugar, me gustaría remontarme a la época colonial (siglo XVI-XIX), en donde ya desde la llegada de los españoles, hubo una aversión hacia los nativos de las tierras; asimismo, la categorización de etnias, en las que ya se empezó a crear diversas variables de discriminación que, hoy en día, no ha cambiado mucho. Ello se ve ejemplificado en el hecho de que, si bien en aquel entonces se veía con inferioridad por la etnia a la cual un individuo pertenecía, hoy en día es muy similar, ya que es posible minimizar a una persona por su clase social: clasismo. Además, no se tiene mucha consideración con las personas que vienen de un estatus bajo; por ejemplo, existe una discriminación hacia una persona por su apellido o por el puesto en un empleo. Es, pues, evidente que muchas personas son clasificadas por su clase social. En segundo lugar, es importante recalcar el proceso de la independencia como el posterior a esta, ya que durante el proceso de esta y, durante los primeros años de la Republica, se puede notar una falta de unión por la “sociedad peruana”, ello se ve evidenciado en el hecho de que muchos autores atribuyen nuestra independencia como concebida, puesto que los factores internos en nuestro país no fueron de gran aporte en la gesta independista; los factores endógenos, por otro lado, fueron de gran ayuda por su parte: el ejercito de San Martin y Bolívar. Asimismo, es importante recalcar la falta de cohesión del pueblo peruano, puesto que no todos se sentían identificados con el mismo objetivo; es decir, muchos de ellos no consideraban necesario la independencia por el estilo de vida muy confortante con el cual vivían, por ejemplo, las élites criollas. Finalmente, después de la independencia, a pesar de que hubo una consideración hacia las etnias aborígenes, no fue en su totalidad, y las personas que influyeron en la lucha por la independencia, luego de ella, no fueron muy consideradas. Es así, como se nota que el Estado empieza a tomar una desconsideración hacia estas partes y darles más privilegios hacia las élites, permitiendo que se diversifique el concepto de la nación; ello se evidencia en el día a día, ya que muchas personas, en su mayoría de etnias andinas e indígenas, no se sienten considerados o representados por el Perú, mucho menos se sienten parte de ella.
Evidentemente, somos un país multicultural, y es por ello que, quizá, la definición de nación resulta muy compleja; asimismo, es notorio el hecho de que el Perú es un país sin una nación, ya que, si bien la referida diversidad es beneficiosa para nuestra sociedad, ha demostrado que también trae consigo fuertes consecuencias: la falta de tolerancia y convivencia en nuestra sociedad, clasismo, racismo, etc. Pero ello no es de la actualidad, sino, como se puede notar líneas más arriba, fue lo que construyó nuestra historia.
Ernesto de Lima
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