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¿Realmente importante?

  • Foto del escritor: Bitágora
    Bitágora
  • 2 nov 2020
  • 3 Min. de lectura

Este tipo de acontecimientos demuestra lo inconsecuencia de una clase política peruana que se cae a pedazos, la cual - al no tener respuesta a las cuestiones elementales que clama la población- se sume en una discusión innecesaria, en donde los problemas estructurales del Perú se tratan de soslayar.

La gran mayoría de peruanos llevan consigo una atribución hereditaria que responde a un fanatismo exasperado por el “deporte rey”. Los compatriotas, como nuestros padres y abuelos, que tuvieron la oportunidad de deleitarse en los mundiales con “El poeta de la zurda”, Cesar Cueto, Teófilo Cubillas y Hugo “El Cholo” Sotil, no me dejarán mentir. En aquellos años, nuestro país se encontraba en lo más alto del balompié mundial. En el último tiempo, por lo menos hasta el 2018, solo parece que hemos vivido de ese lejano recuerdo; pese a eso, durante más de treinta años de no asistir a la máxima fiesta futbolística, el hincha siempre estaba al pie del cañón sufriendo las desventuras de un equipo sin corazón. Al día de hoy, con la clasificación a Rusia, el panorama cambió y se puede ver por lo menos un grupo humano de deportistas comprometidos.

Ahora bien, por estas fechas, se ha vuelto a colocar en primer plano el tema del seleccionado nacional, esto por encontrarnos en plena carrera por consolidar el anhelado cupo a la próxima cita mundialista. Toda la semana, los medios de prensa más importantes del país acapararon portadas con este tema, pero esta vez salió del rango normalmente abordado por la supuesta convocatoria, la cual se confirmó el viernes, de un ítalo-peruano brutalmente conocido desde 2016: Gianluca Lapadula. El personaje y su convocatoria, por ende, su desempeño, de que tan provechoso o no puede ser para la selección es motivo de análisis de los entendidos. Lo sorprendente de este llamado, se sitúa en la inmediatez de los actores políticos por resolver el tema migratorio lo más pronto posible, además de citarlo en entrevistas recurrentemente. Es sorprendente como el Ministerio de Relaciones Exteriores resolvió el tema en pocos días, aunque oficialmente no hay certezas, pero muchas fuentes confirman que el mencionado ítalo-peruano ya consiguió su documento de identidad peruano.

Ante lo mencionado, uno se pregunta ¿es realmente importante este caso? ¿qué privilegio ostenta frente a otros? Tratándose de los líderes gubernamentales del Perú considero que ninguna decisión es una sorpresa. La importancia del caso tal vez radique en el plano futbolístico, pero no es un acontecimiento o decisión que tenga como benefactor directo al poblador peruano, el cual se encuentra profundamente afectado por la crisis y el que clama respuestas tangibles a sus representantes. Por otra parte, la predilección administrativa por resolver el caso con inmediatez es evidente. No es un secreto que la burocrática política peruana, para un ciudadano de a pie, tarda en un trámite no días, sino semanas, hasta meses, incluso años. Estas respuestas permiten generar otra pregunta ¿cuál es el interés del Ejecutivo por solucionar con inmediatez el proceso migratorio de Lapadula? La respuesta es simple: Minimizar los problemas del gobierno. Se puede caer en una generalidad, pero la situación judicial del actual presidente es igual de deplorable que el manejo de la pandemia.

Este tipo de acontecimientos demuestra lo inconsecuencia de una clase política peruana que se cae a pedazos. Al no tener respuesta a las cuestiones elementales que clama la población, se sume como en la época romana, en una “charla bizantina” (discusión innecesaria), en donde el enemigo que está al acecho no es el Imperio Otomano, sino los problemas estructurales del Perú que se tratan de soslayar.


Agustine Berlin

 
 
 

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