¿Quién necesita de quién?
- Bitágora
- 26 oct 2020
- 3 Min. de lectura
"¿Por qué esta magnífica tecnología científica, que ahorra trabajo y nos hace la vida más fácil nos aporta tan poca felicidad? La respuesta es esta, simplemente: porque aún no hemos aprendido a usarla con tino" -Albert Einstein-

La influencia de la tecnología en la vida del ser humano ha tenido un gran impacto, ya que esta ha facilitado que el mismo pueda hacer las tareas cotidianas con más facilidad; sin embargo, el ser humano falló: se volvió dependiente de esta y -hoy en día- tiene una actitud farmacológica (dependencia hacia algo) hacia ella. Pero la pregunta es: ¿Quién depende de quién? Muchos creen que la tecnología tiene como finalidad servir al ser humano; es decir, la finalidad de esta no es quitarme capacidades sino por el contrario aumentarlas y facilitarlas. No obstante, se puede apreciar que el ser humano se ha vuelto dependiente de esta, ya que le quito muchas capacidades; es más, muchos opinan que, probablemente, el ser humano entro en un proceso de involución, debido a que perdió muchas capacidades por volverse dependiente de la tecnología para absolutamente todo, a ello se le debe sumar que la generación del hoy-incluyéndome en ella- preferimos hacer las cosas de manera rápida y superficial.
Un claro ejemplo de ello es la calculadora, porque nos merma la capacidad de realizar problemas matemáticos simples o cotidianos por mérito propio. Tal como sostiene McLuhan, la tecnología no nos ha permitido ampliar las capacidades sin perder otras capacidades importantes, sino está logrando limitar ciertas capacidades con la finalidad de facilitar otras. Otro problema, en la que la tecnología se presenta, es como nosotros podemos lograr interpretar algo por medio de cualquier plataforma; es decir, existe una distorsión del mensaje por parte del medio. Muchos de nosotros creemos que es lo mismo que una persona pueda decirnos lo mismo por una llamada que por persona; sin embargo, se puede demostrar con mucha facilidad que eso no es así, ya que se puede evidenciar que por medio de una plataforma se pierde lo que logra caracterizar a “un pedazo de metal” de un ser humano: los sentimientos. Lamentablemente, este auge tecnológico que se ha vivido en los últimos años ha demostrado que la escasez sentimental, es propia y característica de las sociedades en que progresa indeteniblemente la tecnología; por ende, esta escasez es el ejemplo más claro de deshumanización que se ha estado viviendo en los últimos años. Asimismo, creemos que la tecnología ayuda a difundir el mensaje con más facilidad; sin embargo, no toman en cuenta lo anteriormente mencionado; además que se olvidan que, probablemente, al usar la tecnología para dar mensajes importantes, no se toma en cuenta otros mensajes dentro de ello: se libran de asumir responsabilidades.
Es evidente que el ser humano entro en una Revolución Tecnológica -tal como lo hizo todo una vida-, ya que paso de crear una simple rueda de piedra para poder transportarse de un pequeño lugar a otro a poder crear un avión que lo lleve con facilidad al otro lado del planeta; evidentemente, esta revolución es la creación de nuevas herramientas que buscan una nueva forma de vida, que dicha forma sea más fácil y pueda ayudar a que el humano facilite su vida cotidiana; sin embargo, esta revolución trajo consigo la revolución de la mentalidad, ya que muchos pueden opinar que si bien la tecnología es un mal necesario para la sociedad, otros argumentan que nos deshumaniza y nos acerca cada vez más a un retraso evolutivo, porque en vez de ayudarnos a facilitar nuestra forma de vida, está logrando que nos volvamos incapaces en ciertos ámbitos; entonces la pregunta vuelve a ser la misma: ¿Quién depende de quién?
Ernesto de Lima
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