Malcolm & Marie: furia, tristeza, felicidad, ¿amor?
- Bitágora
- 8 feb 2021
- 4 Min. de lectura
Cabe aclarar, por supuesto, que el amor no es un concepto idealizado en el cual la felicidad es un absoluto. En realidad, nos avocamos al amor como manifiesto de lo humano, con defectos y virtudes, con tropiezos, caídas y puestas en pie, con, en fin, realidad.

“No es una película de amor; es una película sobre el amor”, propone el tráiler del film recientemente estrenado a través de la que es seguramente la plataforma virtual con mayor cantidad de adeptos por estos lares: Netflix. Dirigida por Sam Levinson, Euphoria (2019-), y protagonizada por el hijo del legendario Denzel Washington, John David Washington y la cantante/actriz Zendaya, Malcolm & Marie ha causado revuelo en el espectador por su ahorrativo uso del espacio, su guion, fotografía y, seguramente, las actuaciones que posee. ¿Qué se puede acotar sobre esta cinta?
Malcolm es un cineasta, y acaba de estrenar un filme sobre la tormentosa vida de una joven adicta a las drogas. Marie es su pareja, y lo acompañó durante la función, mostrándose amable a lo largo de esta. La historia inicia cuando ambos llegan a casa del evento, y se distingue con inmediatez la animosidad, orgullo propio y exageración por parte de él al hablar sobre la reacción del público a su obra, y la pasividad, incomodidad inclusive, con que ella lo observa. Desde aquel momento, la inmersión del observador en la atmósfera que generan los protagonistas es inevitable. El paroxismo emocional no da respiros más que en determinados momentos (cuando de trabajo se trata), lo cual mantiene activa la trama, pero, ¿es un punto a favor?
Se trata de una relación tormentosa, casi nimbada de conflictos (uno supone que, si son así en un par de horas, seguramente la mayor parte del tiempo también), en la cual la búsqueda de la victoria al discutir representa un premio a título personal. Se trasladan, sin mayor dificultad, del cruce de palabras más violento y corrosivo, a entrelazarse en besos, abrazos y risas recostados. El no haberle agradecido durante su discurso, representa para Marie una afrenta no solo a su orgullo, sino también a su influencia- al igual que el personaje, Marie fue adicta en su momento, es decir, fue la inspiración del largometraje dirigido por Malcolm-, y, sobre todo, a su amor. La razón para discutir va adoptando distintos rostros, pero tras ellos se esconde el posible desinterés de Malcolm hacia Marie, el ignorarla, tratar de quitar su importancia tal vez sin quererlo.
Sin duda, ambos manifiestan sus sensaciones, emociones y sentimientos al máximo, de manera que avivan una madrugada que en cualquier otro caso habría sido más calma. Esto último (la tranquilidad) es quizá lo que le falta sin contar los últimos cinco minutos. El desarrollo frenético del accionar de la pareja se puede entender en el contexto dado, mas, por mayor excitación que se posea, los límites de lo humano son trasgredidos cuando no hay pausas ni de enojo, ni de tristeza, ni de furia. Se visualizan como dos especímenes enjaulados, donde la supervivencia significa sacar ventaja del otro a costa de sus sentimientos, aun sabiendo que, sin él, el hábitat perdería su sentido. Por eso, tras la presentación de la furia llega la nostalgia, y tras esta, sonrisas y juego. Acontece un baile del perdón que maquilla los errores cometidos en el transcurso, pero no los desaparece.
El amor es profesado y defendido en el plano verbal; sin embargo, cuando evaluamos el accionar de los sujetos la interrogante por si se trata realmente de aquel sentimiento llega de inmediato. Cabe aclarar, por supuesto, que el amor no es un concepto idealizado en el cual la felicidad es un absoluto. En realidad, nos avocamos al amor como manifiesto de lo humano, con defectos y virtudes, con tropiezos, caídas y puestas en pie, con, en fin, realidad. Aun así, me atrevo a señalar que lo que acontece con Malcolm y Marie si se trata de amor, es uno bastante contrariado o desgastado. El amor, vale recordarlo, también se agota; con mayor celeridad si el ritmo se vive tan desmedidamente y con tantas incomodidades de por medio. Probablemente, se trate más bien de una dependencia mutua, en la cual ambos necesitan del otro para seguir siendo ellos mismos. El amor, pues, cuando no está, suele ser confundido.
Finalmente, en cuanto a los recursos filmográficos adheridos, el blanco y negro contribuye completamente en la proporción de un ambiente neutral, del cual se enarbolan distintas posibilidades de interpretación. La música, por su parte, demarca ciertos momentos y la relación de estos con los personajes, como en las escenas de mayor afecto físico. Sin mayor uso de transiciones, la fotografía es uno de los puntos mejor tratados. Se desarrolla únicamente en un recinto y sus alrededores más cercanos, por lo cual se debió aprovechar al máximo cada una de las habitaciones (exitosamente). Los papeles interpretados por John Washington y Zendaya están, asimismo, bien trabajados, aunque a título personal el del primero me parezca más logrado.
Malcolm & Marie, estrenada el 5 de febrero, es un cuestionamiento constante sobre el amor y lo que significa. Es una crítica a las relaciones basadas en la dependencia y la retribución. Es un mensaje sobre el encapsulamiento y la posesión entre las personas. Es, por supuesto, una representación de lo nocivos que podemos llegar a ser cuando el dolor y el enojo nos dominan. Definitivamente, es una película sobre el amor y no de amor, porque lo abarca desde la suficiente distancia como para cuestionarnos con respecto a su existencia.
Camilo Dennis.
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