Los brayans brillan a la luz del sol
- Bitágora
- 22 nov 2020
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La Generación del Bicentenario, la generación de los brayans para Ortiz, y en general el pueblo peruano demostró que tiene la capacidad de reclamar por una patria digna y una verdadera República.

La tormenta aparentemente ha llegado a su fin. Con la designación de una nueva plancha presidencial por parte del Legislativo, en cierta medida, se menguó los ánimos de la masa. Sin embargo, hay cuestiones que son importantes y que todavía quedan en el tintero, cuestiones como qué pasará con la investigación judicial a Merino y cuál es el valor para la posteridad de aquellos valerosos jóvenes que perdieron la vida en las marchas. Esas interrogantes tienen asidero en el plano judicial, pero el juicio popular ya sepultó a aquel grupo de inescrupulosos que tomaron por asalto las riendas del Perú y perpetraron atrocidades. Tanto Inti como Bryan, me permito extrapolar un término de la socióloga Noelia Chávez, son la representación de la “Generación del Bicentenario”, una generación que para sorpresa de los que pintan canas derrocó a un presidente que NO LOS REPRESENTABA. Muchos reconocen esta epopéyica labor y saludan con entusiasmo, otros sepultan la toma de las calles por jóvenes.
Dentro del último grupo en mención, se encuentran aquella franquicia de los Wong (Willax) que trata de desacreditar la participación juvenil con argumentos irrisorios. En aquel medio de comunicación, no se cansan de difundir sospechosa y contradictoria información. Es sorprendente el grado de parcialidad con la pequeña estancia en el poder del impopular Merino de Lama. Una parcialidad y una indiferencia que se encarnó en el pésimo uso de una figura retórica utilizada por aquel conductor que no tiene ni valor ni verdad, este sostuvo, en alusión metafórica, que la Generación del Bicentenario era “la generación de los brayans”.
¿Qué es ser un Brayan? Tal vez para Ortiz adjetivar así, en modo de comparación con un “chico de barrio”, le sirvió para comunicar que los jóvenes eran emocionales y estaban colmados de ignorancia, también quizá para decir que las movilizaciones son estériles y que la élite dominante no sucumbirá ante el clamor del pueblo. Para pesar del autodenominado “viejo lesbiano” la movilización juvenil, como lo mencioné en las primeras líneas, defenestró a un mandatario impresentable.
Aquel periodista, probablemente este alimentado por el pesimismo que los años trae consigo, o quizá por algún interés personal, pero los jóvenes dieron una cátedra de ciudadanía a toda la población. Es imposible negar que la movilización se realizó en cada uno de los rincones de la patria. Unida la costa, unida la sierra, unida selva; también, unidos el centro, el norte y el sur, colmados de la euforia juvenil lograron conseguir el gran primer objetivo.
Está movilización no tubo precedentes, en números de participación ciudadana no la supera ni siquiera la populosa Marcha de los Cuatro Suyos que terminó con la dictadura fujimorista. Esto me permite concluir que “la Generación del Bicentenario”, la generación de los brayans para Ortiz, y en general el pueblo peruano demostró que tiene la capacidad de reclamar por una patria digna y una verdadera República. En la calle no hubo ni izquierda ni derecha, solo hubo una ciudadanía cansada de esta parasitaria “clase política”.
Agustine Berlin
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