El reino de los intereses

En este fin de semana se ha logrado observar que la confrontación no para y no sé si cesará, lo que temo es la potencial perdida de los conceptos democráticos que se han construido en el Perú tan difícilmente y ciertamente con mucha fragilidad.

La clase política peruana -una vez más- nos dio a conocer ese rostro que todos percibimos, pero al que de algún modo tratamos de ignorar. Esta semana la quebrantada voz del ex contralor y hoy representante de la comisión de fiscalización del parlamento, Edgar Alarcón, remeció el Pleno con la difusión de tres conversaciones grabadas, las que involucran directamente al presidente de la República en presuntas irregularidades durante su gestión. Los tres audios -que son materia de análisis de muchos de los entendidos- nos muestran en una primera parte una conversación del mandatario con su séquito más íntimo de Palacio, sus asesores, con quienes tratan de “orquestar” sus declaraciones ante la Fiscalía sobre el caso Richard Cisneros; en una segunda parte, se logra apreciar una conversación que parece extraída de una telenovela mexicana, en donde la señorita Karem Roca, una de sus asesoras, muestra su descontento con el desamparo de un padre putativo, que en este caso sería Martín Vizcarra; en el último audio presentado por Alarcón, se percibe una conversación entre, otra vez, Karem Roca y el cantinflesco Richard Cisneros, quien hace gala de su cuasi ubicuidad en lo que acontece en el Perú y menciona su influencia en las decisiones del mandatario nacional.

El escenario propuesto anteriormente provocó diversas sensaciones en los distintos sectores políticos del parlamento, quienes aparentemente- al igual que la población- se encontraban sorprendidos, situación que es cuestionable desde cualquier ángulo porque sorpresivamente se comenzó a recolectar firmas para formalizar una moción de vacancia por una supuesta incapacidad moral por parte del presidente, motivo que genera bastante debate puesto que la Constitución no establece una normativa específica para este concepto y lo que deja entender es que la incapacidad moral se gesta a partir de una condición mental y, por otro lado, una ausencia física al cargo, algo que evidentemente no ha sucedido. Pese a este panorama, el día viernes por la mañana, el Congreso aprobó la moción de vacancia y la programó para la siguiente semana, ahí se definirá si el puesto de presidente de la república queda vacante o no, para obtener dicha “vacancia” se requiere de una mayoría calificada de 87 votos.

La actitud del representante máximo del Ejecutivo ante estos hechos fue bastante esperable, en un mensaje confrontacional y poco sincero expresó que él se niega rotundamente a dejar el cargo de presidente, afirmó además que él ya tenía el conocimiento de estos audios y que solo estaba esperando su difusión para salir a aclarar los hechos, aclaración que nunca se concedió, por el contrario, se mostró recalcitrante.

En este fin de semana se ha logrado observar que la confrontación no para y no sé si cesará, lo que temo es la potencial perdida de los conceptos democráticos que se han construido en el Perú tan difícilmente y ciertamente con mucha fragilidad. Se comenta que ambos frentes, Ejecutivo y Legislativo, ya se trataron contactar con un organismo medianamente influyente en nuestra vida democrática de los últimos veinte años, pero que en el siglo XX no se gobernaba sin su venia: Fuerzas Armadas, recurrir a esta institución reafirma la campante desesperación que provoca esta crisis para conseguir el respectivo cometido de las partes, por un lado el de Vizcarra que es el de mantenerse en el poder y gozar de su antejuicio político hasta el 28 de julio del 2021 y, por el otro, el del Congreso que pretende colocar en el sillón presidencial a Merino de Lama con el objetivo de truncar la Reforma Política.

Agustine Berlin