El espejo más profundo en el que nos reflejamos
- Bitágora
- 4 oct 2020
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«No es necesario decir todo lo que se piensa; lo que si es necesario es pensar todo lo que se dice.» -Quino.

Probablemente, la perduración de una tira cómica no ha de durar mucho, al igual que no logra gustar a todo el público que lo lea. Pero, ¿cómo una pequeña tira cómica logra estar vigente al hoy en día, a pesar de que tan solo estuvo activa entre 1964 y 1973? La respuesta puede ser simple: Mafalda y sus amigos son un resumen de la humanidad. Joaquín Salvador Lavado, más conocido como Quino, fue el encargado de lograr impactar con dicha tira. Fue un gran caricaturista argentino, creador de muchas otras brillantes historietas de humor; pero, evidentemente, Mafalda es su distintivo. Su marca distintiva es la crítica social sagaz, inteligente y siempre actual, con la que desde hace décadas viene encantando a niños y adultos de todo el mundo.
Un pequeño resumen de vida
Nació el 17 de julio de 1932 en la ciudad de Mendoza, Argentina. Recibió el apodo desde chico para diferenciarlo de su tío Joaquín Tejón, pintor y dibujante publicitario, con quien a los 3 años descubrió su vocación. Sus dos padres eran españoles de Andalucía, pero ambos fallecieron cuando Quino era todavía un niño. Tras terminar la escuela primaria, el pequeño Joaquín decidió inscribirse en la Escuela de Bellas Artes de Mendoza, la que abandonaría años después para dedicarse exclusivamente a dibujar historietas. En 1954, a los 18 años, Quino se instaló precariamente en Buenos Aires y deambuló por las redacciones de todos los diarios y revistas en busca de empleo. La revista Esto Es fue la que finalmente publicó su primera página de humor gráfico. En 1963, lanzó su primer libro, Mundo Quino, una recopilación de historietas humorísticas mudas. El 29 de septiembre de 1964, apareció Mafalda por primera vez en la revista Primera Plana. El simpático personaje, originalmente creado para la publicidad nunca lanzada de una marca local de electrodomésticos, al final resultó un enorme éxito y aún hoy sigue siendo la historieta latinoamericana más vendida del mundo. A partir de 1965, Mafalda empezó a ser publicada en el periódico El Mundo y posteriormente en la revista Siete Días Ilustrados. Por decisión de Quino, la última historieta de Mafalda se imprimió el 25 de junio de 1973. Tras dejar de dibujarla a Mafalda, Quino siguió creando historietas de humor, las que fueron compiladas en diversos libros y publicadas en una gran cantidad de periódicos y revistas de Latinoamérica y Europa. A lo largo de su carrera, Quino ha generado una enorme repercusión en el extranjero y cosechado una gran cantidad de reconocimientos internacionales. En 2014, cuando se cumplieron sus 60 años como humorista gráfico y los 50 años de Mafalda, el dibujante fue galardonado por Francia con la Orden Oficial de la Legión de Honor, la distinción más importante que el gobierno francés otorga a extranjeros, y por España con el no menos valioso Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades. Quino está casado desde 1960 con Alicia Colombo y no han tenido hijos. En 1976, por fuerza de un golpe militar en Argentina, ambos se exiliaron en la ciudad italiana de Milán. Actualmente viven entre Madrid y Buenos Aires. Lamentablemente, desde 2009 Quino debió encarar un retiro involuntario por problemas en la vista. En el 2020, el 30 de septiembre, fallece a los 88 años de edad; sin embargo, nos deja con nosotros sus grandes tiras cómicas.
Mafalda: su mayor éxito.
Mafalda es el personaje icónico de Quino y un verdadero fenómeno mundial hasta los días de hoy, pese a que sus historietas solo se publicaron de 1964 a 1973. A través de la aparentemente inocente nenita de 6 años, de su familia y de sus amigos Susanita, Manolito, Felipe, Miguelito y Libertad, el dibujante reflexiona sobre la política, la economía y la sociedad en general, siempre con un toque de humor. Pero, ¿por qué tuvo un buen impacto? Porque Mafalda y sus amigos son un espejo perfecto de la humanidad. Cada uno, en su estilo, es parte de la psique de cada ser humano, tiene lo mejor y lo peor de nosotros, y terminan sumándose en lo que sería una mujer y hombre cualquiera, desde el líder de un país hasta el más humilde de los obreros. Pues, los seres humanos nos parecemos más de lo que creemos. Es equivocado pensar que nos parecemos a uno solo de los personajes de Mafalda, en realidad tenemos un poco de todos ellos. Todos tenemos esos momentos fantasiosos de Felipe, así como la infaltable pereza e incertidumbre de lanzarnos en pos de un proyecto riesgoso. Aunque nos guste negarlo, adoramos un buen chisme y también nos damos la libertad de hablar mal de aquel que tenemos entre ceja y ceja, muy al estilo de Susanita. Existen momentos en que somos Miguelito y nos sentimos el centro del universo. Y en otros terminamos siendo mercantilistas como Manolito, pues es parte del mundo de hoy saber cuánto, y cómo gastamos nuestro mucho o poco dinero. En nuestro interior tenemos a esa pequeñita Libertad que nos recuerda debemos exigir lo que nos corresponde como seres humanos libres. Y, bueno, ¿cuántas veces somos como Guille, el hermanito de Mafalda? sorprendiéndonos del mundo donde nos tocó vivir y obligándonos a preguntar como ese niñito: “¿Por qué?”. Sin embargo, es Mafalda el espejo más profundo donde nos reflejamos. Su inconformismo con un mundo belicista, injusto, corrupto, inhumano lo sentimos en los huesos. Esas ganas de querer transformarlo en algo mejor nos mueven a veces a acciones certeras y otras que no tanto.
Es evidente que si bien, la finalidad de Mafalda fue mostrar un pequeño espejo de la humanidad, nos deja lo más importante en cada ser humano: el querer “arreglar” o transformar este mundo en el que nos encontramos.
Ernesto de Lima
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