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El amor: platonismo y actualidad

  • Foto del escritor: Bitágora
    Bitágora
  • 19 ago 2020
  • 5 Min. de lectura

“El amor consiste en sentir que el ser sagrado late dentro del ser querido”

-Platón-

En la actualidad, la palabra “amor” es mencionada en películas, canciones, libros particulares, etc. En ellos, lo que llaman “amor” es una especie de fuerza que une, pero también separa al amado del amante y viceversa. Cabe notar, a partir de ello, que al menos la mayoría, sino todos, entienden o creen entender qué es el amor. Sin embargo, no todos entienden exactamente lo mismo; es decir, aunque la mayoría de personas definen al amor como un sentimiento, creen amar de formas o maneras distintas, por lo cual cabe preguntarse, en el caso de que se pueda amar de diferentes modos, si existe una forma o manera idónea de amar. Si la hubiera, ¿cuál sería?

Además de lo anterior, ¿qué más nos muestran los medios mencionados acerca del amor? De hecho, por lo general, evidencian que todos, de algún modo, somos prescindibles o desechables, porque ya no se piensa que existe una “media naranja” o una persona perfecta y única para todos en el amor; es decir, “siempre puedes enamorarte de alguien mejor”; asimismo, por otro lado, la externalidad o superficialidad del individuo guarda relación con su posibilidad de éxito en el amor: importa para que este pueda ser amado; dicho de otro modo, lo que denominamos “estética personal” permite categorizar a una persona y valorarla de cierta manera. Es así como existen personas predilectas para el amor aparentemente; sin embargo, ¿la estética personal no es subjetiva? Es decir, ¿señalar que esto o aquello es bello no es, sino evidenciar un parecer? Además, ¿lo considerado bello, en la actualidad, no es un constructo social?

En este ensayo, trataré de responder a una serie de cuestionamientos con el fin de poder esclarecer el asunto ulterior: ¿qué es el amor?, ¿qué se debería amar sobre todo en el hombre?, ¿existen personas predilectas para el amor? Para ello, dado que existen diversas maneras de responder a estas interrogantes, he decidido responderlas bajo la figura de la filosofía antigua. En particular, las responderé mediante la concepción platónica del amor.

¿Qué es el amor? El amor es la motivación o impulso que nos lleva a intentar conocer y contemplar la belleza en sí o absoluta, puesto que, al igual que el padre es padre de alguien, el amor es amor de alguien o “algo”: es amor de lo bello. Esto es así, porque el amor es un bien contemplativo, por lo cual necesariamente guarda relación con la belleza; dicho de otro modo, ser un bien contemplativo no es, sino ser relativo a la belleza y ser por necesidad significa no poder ser de otro modo; a modo de ilustración, el amor es “algo” bueno y contemplado por el hombre, por lo que, aunque lo amado sea distinto para cada amante, todos los amantes contemplan cierto tipo de belleza en lo amado; por ejemplo, el que ama los cuerpos contempla la belleza en ellos, el que ama los objetos extravagantes contempla la belleza en aquellos. De esta manera, cabe concluir lo dicho anteriormente: el amor es amor de lo bello y, por lo tanto, es la motivación o impulso que nos lleva a intentar conocer y contemplar la belleza.

Lo anterior nos lleva a otra pregunta: ¿qué se debería amar sobre todo en el hombre? Ya que, en el párrafo anterior, mencioné que lo amado varía en relación a cada amante particular; sin embargo, la pregunta como tal presupone una afirmación de gran importancia: existe una manera más correcta o mejor de amar que otra, por lo cual considero relevante evidenciar que es posible aquello.

¿Las cosas bellas son la belleza? ¡Evidentemente, no! Las cosas bellas son bellas relativamente, según el parecer del sujeto que juzga; es decir, pueden ser muy bellas para algunos, mas no para todos; por otro lado, la belleza es siempre idéntica consigo misma, porque en ello radica su ser o esencia: ser belleza y no fealdad, por lo cual, de cierta manera, sería posible esgrimir que es perfecta en un determinado sentido: no cambia o es siempre bella. Por lo tanto, no sería incorrecto señalar que es más bello lo que es bello y comparte la misma naturaleza de la belleza: la belleza es una idea o es absolutamente inteligible o abstracta. De lo anterior se concluye que, si el amor es amor de lo bello, será más próximo al verdadero el amor que verse sobre la belleza particular menos cambiante o meramente inteligible o pensable, puesto que se aproxima en mayor grado a la belleza absoluta o en sí.

En relación al hombre, ¿qué es lo más bello e inteligible que constituye su ser? Aparentemente, parece una pregunta imposible de responder, debido a que existe una amalgama representativa de percepciones discordantes; sin embargo, la respuesta es sencilla bajo el platonismo: es el alma. El alma es lo más bello e inteligible que constituye el ser del hombre, porque es el ser auténtico de cada hombre particular; dicho de otro modo, es el “yo soy” verdadero de cada individuo; asimismo, es la que posibilita todo lo que puede considerarse bello e inteligible o inmaterial: sentimientos, pensamientos, porque son facultades del alma. Por lo tanto, la mejor manera de amar, en el hombre, será la que verse centralmente sobre el alma de este: esta se debería amar sobre todo lo demás.

Por último, ¿existen personas predilectas para el amor? ¡Aparentemente, sí! Como mencioné en el primer apartado, en la actualidad, la superficialidad individual se considera un factor relevante en relación a la posibilidad de éxito en el amor; es decir, si eres considerado atractivo o atractiva físicamente, aparentemente posees una mayor posibilidad de éxito en el amor; sin embargo, “las cosas bellas” son subjetivas o dependen de pareceres particulares, por lo cual parece ser errada tal creencia: todos poseen percepciones discordantes. Entonces, ¿la superficialidad individual es absolutamente relativa? Cabe notar que, aunque la belleza particular dependa de la percepción, existen pareceres convergentes o concordantes, por lo cual existen modelos de belleza estándares o comunes; es decir, la percepción es genérica o no absolutamente individual. Por lo tanto, aunque tales modelos solo sean derivados de los constructos sociales y culturales, poseen cierto grado de importancia en virtud de la predilección o idoneidad del individuo en el amor; verbigracia, el amor es amor de lo bello y el bello, no la belleza, será más bello aparentemente si más personas piensan que lo es: serlo en apariencia es de, cierto modo, serlo, por lo que pertenecer a los modelos estéticos le otorga al individuo mayor posibilidad de éxito en el amor; sin embargo, solo en un tipo de amor: el amor de lo corpóreo o material, puesto que, con respecto al amor más próximo al absolutamente verdadero, no interesa en lo absoluto, porque el alma no posee ningún tipo de materialidad.


“el amor consiste en sentir que el ser sagrado late dentro del ser querido”

-Platón-

Gabriel Trinidad

 
 
 

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