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Déjame que te cuente

  • Foto del escritor: Bitágora
    Bitágora
  • 6 sept 2020
  • 2 Min. de lectura

La majestuosa voz de Chabuca nos acompañó, nos acompaña y nos acompañará en busca de nuestra identidad como peruanos.

Gran cantidad de artistas han dado un espacio desde los confines de su casa a dar un merecido homenaje póstumo a un ícono de la cultura peruana como lo es la gran cantautora nacional María Isabel Granda y Larco, para el mundo artístico, simplemente Chabuca. El pasado 3 de setiembre se conmemoró cien años de su natalicio en la lejana comunidad minera de Cotabambas en la sierra sur del país en el departamento de Apurímac, en donde vivió los tres primeros años de su vida y en donde -según Chabuca- aprendió a conocer la realidad y la cosmovisión del mundo andino. Luego de su estadía en los Andes peruanos por cuestiones laborales de su padre, se mudó junto a su familia a la elegante y costumbrista Lima del siglo XX, ahí la familia Granda se estableció en el cultural barrio de Barranco, específicamente en la casa número 344 de la conocidísima Bajada de Baños que tiene en su trayecto el imponente Puente de los Suspiros, monumento que sirvió de inspiración para Chabuca y sus canciones.

Ciertamente el despertar musical de la intérprete se gestó desde sus primeros años en la capital, aquí se conmovió primero escuchando la música criolla que por aquellos tiempos solía ser interpretada por figuras como Felipe Pinglo Alva, quien en cierto modo hacía música de reclamación social, pero también le cantaba al amor desde una perspectiva radicalmente masculina, algo que seguramente a Chabuca le sirvió para deconstruir el vals criollo y hacerlo uno elegante y fino que llegue a todos los oídos de los diferentes estratos sociales de una manera equitativa, remarcando de este modo la figura de un país de todas las sangres y buscando la armonía entre compatriotas.

En su repertorio encontramos canciones como La Flor de la canela, famosa canción que se ha convertido en un símbolo de la peruanidad y que el año pasado-bajo la interpretación del tenor nacional Juan Diego Flores- colmó de aplausos el Estadio Nacional en una ceremonia de gala de los Juegos Panamericanos de Lima 2019. La historia de esta canción está llena de peculiaridades, la primera es que una de sus frases cumbres(el viejo puente, el río y la alameda) está inspirada en un discurso del historiador Raúl Porras Barrenechea, quien pidió piedad de el río, el puente y la alameda limeña en una época sombría para la ciudad; la otra curiosidad es que la musa inspiradora de esta canción es la bellísima mujer afroperuana de nombre Victoria Angulo, aquella encargada- en la composición- de encarnar a la raza negra en el Perú que nos ha dotado de una tradición milenaria. Otra muy conocida canción de Chabuca es José Antonio, copla musical que remarca la tradición y la elegancia del arte de la caballería y el caballo peruano de paso.

La majestuosa voz de Chabuca nos acompañó, nos acompaña y nos acompañará en busca de nuestra identidad como peruanos. Considero que junto al maestro Oscar Avilés son dos de los pilares fundamentales para la difusión de la música criolla en los distintos rincones de la patria, música que nos representa como país y que está vigente en cada uno de los eventos importantes del Perú.


Agustine Berlin

 
 
 

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