Dinastía Fujimori
- Bitágora
- 1 mar 2021
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El fujimorismo más allá de colocarse dentro de los cánones ideológicos se ciñe a un carácter camaleónico que tiene como benefactores prioritarios a Alberto y los suyos.

Allá hacia finales de los ochenta apareció, en comicios electorales, la figura de un tipo de ojos rasgados y talante tranquilo que prometía: Honradez, Tecnología y Trabajo. Este personaje respondía al nombre de Alberto y al apellido Fujimori, para ese entonces, un ingeniero apenas conocido. Su campaña, con rasgos de austeridad en la primera vuelta, dijo encontrarse en las antípodas de los cánones de lo denominado como “Política tradicional”. Colocarse en esa posición, de acuerdo con resultados en votos, le resultó benevolente para sorprender en la primera vuelta y dejar fuera de juego a la partidocracia pepecista y aprista. En la segunda vuelta, aquel chinito simpático que hacía campaña en un tractor, ganó la elección de 1990 y derrotó a un venido a menos Mario Vargas Llosa, el cual probablemente tuvo la visión país más ambiciosa de los últimos treinta años.
Cambio 90 fue su franquicia para llegar al poder, de donde Fujimori no se apartó por 10 años, los cuales pudieron ser 15. Dos periodos presidenciales muy recordados por los fujimoristas, quienes se jactan de ser los precursores –con la disolución del Congreso, el 92; el derrocamiento del terrorismo; y, la nueva Constitución, el 93– del Perú prospero. Para pesar de los fujimoristas, el resto de peruanos discrepan de su postura y creen que en esos 10 años se recortó libertades y se difuminó, a niveles exorbitantes, el eterno mal del Perú: la corrupción.
Al día de hoy, el fujimorismo no ha desaparecido y para este 2021, la primogénita de un octogenario Alberto Fujimori pretende por tercera vez alcanzar la presidencia del Perú. Keiko Sofía Fujimori Higuchi con 45 años es la heredera de un grupo que tiene como bastión a Alberto Fujimori y que para la presente elección va bautizado bajo el nombre de Fuerza Popular. En el pasado llegó a tener otras etiquetas, Alianza para el futuro, curiosamente AF(2006); Fuerza 2011; y, finalmente, Fuerza Popular (2016 y 2021).
La trayectoria política de Keiko, sin duda siempre ha estado signada bajo la sobra de lo que fue Alberto. Con un Alberto Fujimori en prisión, sus seguidores no hicieron más que ver en Keiko una oportunidad para devolver al poder a su grupo.
La primera aparición en política de Keiko Fujimori fue en el año 94, donde tuvo que compartir sus labores educativas superiores con el cargo de Primera Dama. Su llegada, se gestó luego de una repentina separación del cargo de su madre, Susana Higuchi, quien salió luego de acusar a Alberto Fujimori de maltrato y tortura; pese a la disputa familiar Keiko ejerció el cargo hasta la caída del régimen fujimorista en el año 2000.
La segunda aparición, se logró dar luego de un silencio casi sepulcral que duro seis años. En el año 2006, el fujimorismo volvió a elecciones generales bajo la batuta de Marta Chávez, quien probó suerte a la presidencia, y Keiko Fujimori, al congreso. La candidata presidencial quedó relegada a un cuarto lugar, pero no todo era oscuro para los fujimoristas, la primogénita de Alberto consiguió la mayor votación congresal; en consecuencia, se hizo de una curul en el periodo 2006-2011. La labor de Keiko en aquel congreso fue muy discreta y se limitó a algunas apariciones como vocera del partido.
En el año 2011, la popular China formó su propio partido, Fuerza 2011, y se lanzó por primera vez a la Presidencia del Perú, como todos sabemos pasó a segunda vuelta, pero sin éxito. En el 2016, la historia no fue distinta, bajo el logo de Fuerza Popular, también perdió una nueva contienda. Probablemente, en ambas contiendas el anti voto fue el que primó y la marginó al derrotero, primero con Humala y luego con PPK.
Pese a dos derrotas, el pésimo papel de sus parlamentarios, y –sumado eso– las denuncias por recibir dinero ilegal de Odebrech para sus campañas, 2011 y 2016; Keiko este 2021 postula por tercera vez al máximo cargo público.
¿QUÉ PROPONE KEIKO FUJIMORI PARA UN EVENTUAL GOBIERNO SUYO?
El primer objetivo, sin resultar irrespetuoso, aparentemente es indultar al expresidente Fujimori. Este fin lo ha venido persiguiendo desde hace mucho y parece estar convencida de que con mayoría en el Legislativo no basta. El segundo objetivo, de Keiko –y el fujimorismo en general– es defender a capa y espada, la Constitución del año 93, que dicho sea de pasó se elaboró durante el gobierno de su padre. En el Plan de Gobierno es recurrente la cita de esta carta magna y mencionan expresamente que la mantendrán y no contemplan cambios drásticos, apenas pequeñas reformas. Dentro de las pequeñas reformas podría destacar, la modificación del artículo 113 de la Constitución, el cual respecta a la incapacidad moral; una propuesta de renovación parlamentarias por mitades, la cual consta de elecciones parlamentarias cada dos años y medio; y, la modificación etaria para postular al Congreso, se pasaría a permitir postulación a partir de los 20 años. En cuanto al modelo económico, como ya se mencionó, no pretenden modificarlo, su plan sustenta que defenderán la economía social de mercado dispuesta en la Constitución. Para el sector Salud pretenden aumentar el presupuesto a un 7% del PBI, el cual disponen utilizar en la construcción e implementación de servicios de Salud.
¿CÓMO PODRIAMOS DEFINIR AL FUJIMORISMO IDEOLÓGICAMENTE?
Definir al fujimorismo de modo ideológico, llámese dentro de los parámetros que suelen categorizar hacia la izquierda o derecha es complicado. En el último tiempo lo han ido colocando a la derecha, esto quizá sustentado en una cierta adhesión de este sector con la libertad económica. Sin embargo, esa definición no pasa de ser genérica, recordemos que el fujimorismo de las elecciones del 90 convino, en campaña electoral, difundir practicas estatistas como el No al Shock económico. Esta percepción fujimorista cambió, evidentemente, en el gobierno, 90 -95, porque optó por políticas liberales.
Lo anterior y otros comportamientos de sus líderes no permiten tener una definición clara, pero se entiende que el fujimorismo tiene un a carácter camaleónico que se interpone ante cualquier tipo de ideología para, prioritariamente, conseguir el bienestar de su líder y sus simpatizantes.
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